viernes, 12 de enero de 2007

"Aprendiendo a Vivir"





REFLECCION DE UN JOVEN

El tiempo parece que fuera más rápido cuando la felicidad está a tu lado. Es como si solo se te permitiese disfrutarla en el instante preciso. Santiago está a punto de cumplir 21 años, y pese a lo confuso que a veces se ha tornado todo, es feliz, y convive con una tranquilidad única que lo hace permanecer enamorado, como el primer día. La vida de Antonio y él ha cambiado mucho, juntos han experimentado grandes momentos, de gran tristeza y intenso júbilo. El colegio ha terminado y se vieron inmersos en otra realidad. Hoy, no solo se preocupan de lo que estudiaran en la universidad, sino que también de conseguir un trabajo estable... Por ello, las constantes presiones de sus padres porque tengan “novia”, que se enamoren y piensen en su futuro es una pesadilla. El miedo de los padres por que sus hijos no sean lo que ellos esperan -es francamente frustrante para otros- piensa santiago. Pero aún así, el temor al rechazo es cada vez más fuerte. Primero, porque él adora su madre, quien es su amiga y compañera. A Santiago no le gusta mentir, trata de evitarlo, pero el tema de Antonio, nunca ha evaluado la posibilidad de contarlo.
Hoy es el cumpleaños de Santiago, es el único día en que él se siente especial. Además, el recuerdo de que hace 6 años fue su primer beso, el beso con Antonio, generaba una mezcla única para ambos. El día ya estaba planeado, Antonio arrendó una casa en la playa junto al mar, por la fascinación que le producía a Santiago el sonido del agua. Al llegar al lugar, observaron una casa preciosa de color blanco y tonos violetas -¡era perfecta!- pensó Santiago. Abrieron la puerta y a su paso había un ventanal grande, y el sol traspasaba todas las habitaciones. Antonio observa a Santiago: su cara entusiasmada, sus ojos brillantes elevados al cielo y ese intenso color violeta de sus ojos; le dio un beso y dijo: ¡te amo mi amor, feliz cumpleaños! Santiago no había cambiado y por sus mejillas corrió una lágrima. S dijo: yo también te amo, tanto o más que a mi vida, eres roce de mis manos en la arena, la luz que brilla en mis pupilas; eres tan importante para mí Antonio, que no podría vivir sin ti -susurraba a Antonio mientras lo acariciaba en su pelo-. Ya caía la noche cuando caminaron hacia la terraza, la arena se veía blanca como el marfil y el mar inmenso como el firmamento. ¡Play!: la radio se enciende y los bajos de roads de portishead gobiernan todo el ambiente. Antonio empuja a Santiago sobre el sofá de la terraza y sonríe. El compás del aliento de Antonio se hace uno con el sonido de la música y el mar que los acompañan. Santiago besa sus manos, su boca y nariz, el aroma de su cuerpo lo enloquece ¿cómo definir este instante?, este flujo energía, esta mezcla de deseo carnal y espiritual... Lo seduce la forma en lo que mira y pasea frente a sus ojos desnudos. Caen lentamente sobre la arena y sus cuerpos parecen estar dibujados sobre ella, la luna los observa con admiración, jugando con su luz que posa frente a sus figuras. Santiago lo besa intensamente, tratando de controlar las ganas y la excitación del minuto. En su interior siente que tal vez, puede ser la última ocasión en la que lo toque de esa forma…. Ahora Antonio está sobre él: su lengua recorre su cuerpo y con delicadeza roza su espalda; Santiago gime de una forma suave, las olas golpeaban al ritmo portishead y siguen sonando sobre sus oídos… cada vez más fuerte, más rápido y más armónico... Sus cuerpos se habían convertido en una extensión de los sonidos, una composición perfecta, que se mueve al unísono con las notas, y gira sutilmente con la brisa del entorno. Santiago abraza a Antonio, que yace desnudo sobre la arena… El tiempo parece detenerse, el mar es la gran cobija que los cubre del mundo, ahora solo existen ellos, sus sueños y este nuevo paraíso......